¿Te cuestionas lo que aprendes/enseñas?

Una de las cosas que me mató en la educación formal fue cuestionarme todo lo que enseñaba. Pensé que me sucedía sólo en el ámbito profesional, pero luego llegaron mis hijos y me cuestioné la forma de conectar con ellos. Entonces concluí que era la manera de moverme en mi mundo.

Qué difícil vivir cuestionándose el hacer. Decía Humberto Maturana que detenernos en el hacer es medular, pues es en el aquí y en el ahora el único espacio y tiempo que tienes de cambiar el rumbo de la vida.

¿Te detienes a observarte? ¿Analizas tu hacer?

Seguro cuando hagas el ejercicio, lo primero que robará tu atención es lo rápido que pasa el tiempo en la rutina y lo poco que te detienes a pensar en ti. Luego aparecerán momentos cotidianos, fotografías de instantes que se prenden y se apagan como si fueras mitad máquina y mitad humano.

Es entonces el momento justo que la maravilla de detenerse te invita a intensionar el futuro y ser el agente transformador de tu vida, esa mujer u hombre empoderado que co-crea el mundo en el que quiere habitar.

Dicho esto, si te trasladas a tu rol de educador del mundo, como padre, madre o profesor…te cuestionas qué le estás enseñando a los niño/as ¿Realmente estamos educando a personas para enfrentar la vida? O ¿la escuela está enseñando lo importante para nuestra realidad local? La respuesta es No.

Tenemos grandes problemas en la relación con nuestro entorno, como seres humanos estamos destruyendo nuestro mundo y el hábitat en dónde nos encontramos, pero es que no nos enteramos de qué se trata nuestra naturaleza nativa. En las escuelas y hogares de Chile escasamente se habla de nuestra flora y fauna nativa.

También tenemos grandes problemas en cómo nos relacionamos con lo diverso, pero en la escuela se sigue estandarizando los aprendizajes y etiquetando a los niños por sus calificaciones. Por otro lado, muchos padres y madres insisten en medir el éxito de nuestros hijo/as con las notas.

El mundo necesita una educación liberadora como decía Paulo Freire. Es ahora que los docentes, padres y madres tenemos la oportunidad de cambiar el rumbo de cómo estamos enseñando.

¿Pero cómo?

Conectándote con ellos y ellas, el vínculo es lo más importante tanto que lo relacional nos hace humanos.

Generando acciones colaborativas. El mundo no lo podemos cambiar solos, pero si juntos.

Aprendiendo local. Para entender los problemas comprendiendo la relación de este con sus factores.

Te animas?

¿Cambiamos el mundo?

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